lunes, 12 de julio de 2010

Algo de historia y un video

Montería


El escudo de Montería fue diseñado durante la administración del abogado Rafael Yances Pinedo, quien encargó al jefe de negocios generales de la alcaldía de Montería, Mario Arbeláez Ceballos, para que diseñara el escudo y la bandera del municipio. El escudo fue adoptado por Decreto 076 del 9 de junio de 1960 de la alcaldía municipal. En la parte superior del estandarte aparece un jaguar, símbolo mágico religioso de los Zenúes. El escudo tiene dos cuarteles. El superior contiene una lira sobre un fondo azul que simboliza el sentimiento musical del monteriano. El cuartel inferior contiene dos manos ofreciendo los frutos de la tierra y una banda azul en medio de un fondo verde que representan el río Sinú y su valle, respectivamente. En la orla blanca se lee MONTERÍA CARPEANT TUA POMA NEPOTES, expresión latina que significa Montería, que tus hijos recojan tus frutos



Al igual que el escudo, la bandera fue adoptada por Decreto #076 del 9 de junio de 1960 de la alcaldía. Su diseño estuvo a cargo del mismo Mario Arbeláez Ceballos. La bandera está dividida en cuatro partes: el rectángulo superior izquierdo de color rojo es símbolo de pujanza y heroísmo. Los rectángulos superior derecho e inferior izquierdo de color blanco representan la paz. El rectángulo inferior derecho, de color azul es símbolo del cielo y del espacio. En el centro de la bandera se ubica una estrella dorada de cinco puntas que simboliza el oro del gran Sinú.

MONTERIA

Es la capital del departamento de Córdoba. Está ubicada al noroeste del país, a orillas del río Sinú, por lo que es conocida como “La perla del Sinú” Con una población de 581.000 habitantes (según el proyecciones del DANE), es uno de los centros ganaderos, agroindustriales y culturales más importantes de la Costa Caribe colombiana. Es considerada la capital ganadera de Colombia, anualmente celebra la Feria de la Ganadería en el mes de junio. Es además, un importante centro comercial y universitario.

Montería es la capital del departamento de Córdoba desde 1952, cuando se separó territorialmente del departamento de Bolívar. Los primeros intentos de su fundación datan de 1759 sobre las márgenes del río Sinú, pero su fundación oficial no se dio sino hasta 1777. La primitiva población fue bautizada por su fundador, don Antonio de la Torre y Miranda, con el nombre de "San Jerónimo de Buenavista".

ALGO DE HISTORIA

La ciudad fue fundada oficialmente el 1º de mayo de 1777 por Antonio de la Torre y Miranda, quien la trasladó a su actual ubicación en la ribera derecha del río Sinú y la bautizó como San Jerónimo de Buenavista. Posteriormente fue renombrada como San Jerónimo de Montería.


El nombre Montería se da en honor a un primer poblado levantado en el lugar de las monterías, llamado así por ser el sitio de reunión de los monteros que cazaban en sus alrededores.


Montería se elevó a la categoría de villa en 1807, a cabecera de distrito en 1840 y a municipio en 1923. Actualmente es la capital del departamento de Córdoba.
Según algunos historiares un grupo de indios le propusieron, en 1759, a las autoridades coloniales fundar un pueblo, el cual nunca fue autorizado ni establecido.

Señalan que 13 años más tarde este mismo grupo de indígenas volvió a proponer al gobernador de Cartagena la fundación de otra población diferente, para ser localizada en el sitio de las monterías.

Finalmente y para cumplir las solicitudes de los indígenas, don Juan Torrezar Díaz Pimienta, gobernador de Cartagena, comisionó al oficial Antonio de la Torre y Miranda para que se trasladara al lugar donde debería fundar el pueblo.
Indican que Antonio de la Torre y Miranda con su grupo llegó al sitio donde estaba edificado el rancherío de las monterías que llaman Buenavista' al finalizar el mes de abril de 1977. Se percató de que los pobladores habían construido sus viviendas sobre pequeños montículos que sobresalían en un terreno anegadizo, al parecer la fundo con 170 familias que sumaban 854 personas.

Casas en la Avenida 20 de Julio, hoy Avenida Primera

Mercado Público en la Avenida Primera entre calles 30 y 31.

Avenida Veinte de Julio [Avenida 1a]. A la izquierda kiosco de ventas de refrescos y otras bebidas. Se destaca la indumentaria de la época. A la derecha, un grupo de casas y una carreta de tracción animal por el centro de la Avenida sin pavimentar. Es típica la vegetación que siempre a ornamentado la ribera del río Sinú

Calle del Comercio [Calle 30] con Avenida Primera

Lancha que navegaba en el río Sinú

Un espectáculo que congregaba gran cantidad de público en la Avenida 20 de Julio, hoy Avenida Primera, eran las famosas carreras de caballos. En la foto una de esas piquerias de principio de Siglo XX, alrededor de la famosa Bonga.

Plaza de Toros. Hoy Parque de Bolívar. Se celebraban dos fiestas de corralejas, la patronal el 30 de septiembre -de San Jerónimo- y la del Dulce Nombre de Jesús el 20 de enero. Las últimas corridas en este sitio se hicieron en enero de 1914, año en que se inició construcción del actual Parque de Bolívar y empezó a funcionar el Circo Teatro de Montería.

Foto de la Avenida Primera, a la altura de la calle 27. A la derecha casa de la familia Lacharme. Se observa la doble calzada en arena, con separador central. Igualmente, se puede apreciar con más detalle la estructura del camellón que bordea la Avenida.


Teatro Montería -inicialmente Teatro Roxy-, estuvo localizado en la esquina de la calle 29 con carrera 4a. El más popular y recordado de los teatros de Montería.

Más de Montería

"Esta ciudad fue fundada por cazadores, pescadores y madereros procedentes de Chuchurubí, La Ceiba, Mocarí y Cereté. La historia cuenta que en 1744 don Juan de Torrezar Díaz Pimienta le otorgó oficialmente el nombre de San Jerónimo de Buenavista, pero ceiberos y chuchurubieros impusieron su nombre original: MONTERIA. Cuenta asimismo que Antonio de la Torre Miranda fue comisionado por el gobernador de Cartagena para encontrar por el alto Sinú un paso de fácil acceso hacia Urabá.. Este camino nunca pudo ser hallado y al regresar encontró que los Cunas habían incendiado la ciudad. Así que en 1777, este ingeniero vuelve a fundar la población con el nombre de San Jerónimo de Montería. Realmente, esta ciudad capital no necesitó de espaldarazo español para surgir a la vida administrativa. Sus dos primeros barrios: Chuchurubí y la Ceiba hablan claramente de su origen".

LOS PRIMEROS MONTERIANOS

COSTUMBRES Y VESTIMENTA

A pesar de los escasos elementos que tenían para embellecer y alegrar sus vidas los monterianos de antaño eran alegres y entusiastas. Les gustaba sobremanera el baile y para amenizarlo tocaban una especie de "marimba" que construían con la vena de la palma de corozo y con las ramas flexibles del totumo. Golpeadas esa vara con un bolillo de maderas finas y aproximadas a la boca como si se tratara de una trompeta daban notas musicales bastante sonoras que animaban a los discípulos de Terpsícore. Tenían, además, una especie de pito hecho con la palma del corozo y el bangaño que hacía las veces de redoblante con el sonido más o menos armonioso y un tanto melancólico de tan primitivos instrumentos; bailaban y se divertían con sana alegría.

Lo más granado de aquella sociedad en embrión asistía a los bailes, vestidas las mujeres con telas de "tula" y calzadas con sus babuchas de orejitas; los hombres con el pantalón de "coleta", camisa listada, pañuelo floreado al cuello, abarcas de tres hoyos, sombrero cubano con anchos gallardetes en la copa y con sus "hojas" terciadas al cinto.

Esas hojas o espadas eran colocadas en el interior de la sala de baile y de su puño colgaban los respectivos dueños su sombrero; cuando por vez primera alguno de esos caballeros deseaba sacar a una dama tomaba su espada y presentaba con una gran reverencia; si la dama, aceptaba la invitación correspondía con otra inclinación de cabeza y se levantaba para bailar.

En un principio se colocaban las parejas frente a frente y cogidas de la mano. Dando luego un paso adelante y otro atrás movían el cuerpo rítmicamente: esa forma de bailar se conocía con el nombre de "martilinga".

Más tarde hicieron su aparición entre otros instrumentos una especie de tambor corno de un metro de alto y forrado en cuero que recibió el nombre de "golpeado"; "los pitos" hechos de carrizo que recibieron los nombres de "gaita" y de "macho"; finalmente, el cascabel de totumo o "guacho" que conocernos ahora con el nombre de "maracas".

Con la sucesiva aparición de esos instrumentos fue variando bastante el modo de bailar descrito anteriormente. Entonces se puso de moda el paso ligero y repicado acompañado de rítmicos movimientos de la cabeza y de los pies ya que con estos últimos se llevaba el compás. Ese baile fue conocido con el característico nombre de cabezona. Años después, pero siempre, con acompañamientos de los mismos instrumentos, se bailó la "cumbia " o "cumbiamba " colocándose las parejas sueltas alrededor de la música en forma de ola o de círculo giratorio. Las mujeres portaban en la diestra paquetes de velas encendidas y a veces llevaban sobre la cabeza roscas de pan fresco que recibían las banderillas de sus admiradores siendo dichas banderillas legítimos billetes hasta de cinco y diez pesos cada uno. De esas diversiones nacieron los festejos de la "Pascua Florida" que a tantas gentes alegraron en estas apartadas tierras de Montería. Tan populares fueron, que se establecieron sonadas piquerias entre los barrios rivales de "La Ceiba" y "Chuchurubí", piquerias que se prolongaban durante las veinticuatro horas del día y de la noche y que duraban una semana entera y a veces más. En ellas se pusieron de moda las banderas, las fuentes de "agua de kananga", los carros alegóricos y la quema de espermas en cantidades asombrosas.

Después de un pasado monótono y triste las nuevas generaciones iban conociendo días mejores y la vida de los monterianos transcurría alegre y bulliciosa, haciéndose patentes el progreso y la civilización en su formas más modernas, entonces fue cuando se fundó una academia de baile y conocieron nuestros abuelos el arpa, aristocrático instrumento traído por primera vez a estas tierras por la señora Ana Lora. El arpa fue durante algunos años el instrumento preferido de la buena sociedad y se empleó para fomentar bailes de categoría en casas particulares y hasta en el atrio de la iglesia parroquial.

Las mujeres acomodadas usaban ropas hechas con telas de color llamadas "tulas" introducidas por el señor José del Carmen Rivera, que viajaba entre Lorica y Montería con hartas dificultades.

Esas primeras damas monterianas no eran esclavas de la moda y la hechura de sus trajes no presentaba mayores complicaciones: corpiños muy escotados, mangas cortas al pegue de la cabeza del brazo. La costura igualmente sencilla se hacía con hilos de algodón preparado aquí mismo con fibras de la planta que se daba en estado silvestre y que se hilvanaban con husos iguales a los utilizados por los indígenas. Las señoras calzaban sandalias durante los días de trabajo y babuchas de orejitas en los días festivos y adornaban sus corpiños o polleras con trencillas negras o coloradas.

Los hombres con posibilidades económicas vestían pantalones bombachos de "coleta" y camisas de colores listados que usaban fuera del pantalón de manera que la modita no es tan nueva que digamos. También llevaban abarcas y sombrero cubano, pero en los días ordinarios su atuendo era menos complicado: una paruma y si acaso una camisa de "cotón". Los individuos de ambos sexos llevaban el cabello largo pero los hombre se lo acortaban a la altura de los hombros. Se carecía de espejos, pero eran éstos reemplazados por el agua que se conservaba en ollas de barro que se cristalizaban cortándola con "tuna". A falta de peines y peinetas hacían uso de las manos o se ingeniaban para fabricarlas de madera o de hueso. Mantenían sus uñas cuidadosamente cortadas y eran escrupulosos e ingeniosos para conservarse siempre aseados y bien presentados.

En las clases humildes las mujeres vestían de una tela llamada "pola", que se expendía en varios colores, pero sus trajes carecían de todo adorno usando tan sólo faldas y camisetas cortas llamadas "cabos"; por lo común andaban con los pies descalzos.

Los hombres libres usaban a diario la "paruma" y a falta de suela fabricaban sus sandalias y abarcas con la concha de un árbol especial y las ensartaban con fibras sacadas de la corteza de la "majagua". No acostumbraban el sombrero pero sí las argollas en las orejas, igual que las mujeres.

Para aplanchar la ropa se emplearon en un principio mazorcas de maíz y después botellas vacías hasta cuando José María Tordecilla Berástegui introdujo las primeras planchas metálicas.

Para alumbrar sus viviendas hicieron uso en un principio del "pabilo" fabricado con cera de abejas silvestres. Vino después el "candil" hecho de trapos torcidos v empapados en grasa de pescado o de otros animales silvestres. Eran esas las únicas luces que taladraban la oscuridad de las pobres viviendas donde se albergaban nuestros antepasados. Para transitar por el vecindario, en noches oscuras, se alumbraban con tizones de candela, pero todo eso pasó a la categoría de anticuado al hacer su aparición los "mecheros", de aspecto curioso y de forma elegante, fabricados con hojalata y que colocados en un recipiente llano de manteca colorada daban una luz bastante clara. Esos aparatos fueron introducidos de Cartagena por don Manuel Cabrales Armesto apellidado "El Ocañero" y prestaron servicios durante muchos años.

VIDEO SOBRE LA HISTORIA DE MONTERIA

Años atrás llegar a Montería era llegar a un pueblo grande con poco atractivo, en el que no daban muchas ganas de quedarse. Hoy por hoy la ciudad ha dado un giro total y se ha convertido en un sitio digno de visitar y donde es fácil amañarse. Hoy no es extraño encontrar en cualquier sitio de la ciudad, obras de infraestructura que hace algunos años, sólo imaginábamos los monterianos. Las construcciones en curso y las que se proyectan sin duda alguna le cambiará aún más la cara a esta ciudad capital.


domingo, 4 de julio de 2010




La Avenida Primera y el Transporte Fluvial
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Ver fotos actuales de la Avenida Primera [2005 - 2006]


Vista aérea de la ciudad de Montería, en donde la Avenida Primera se asemeja a un gusano verde que se arrastra por la orilla del legendario río Sinú por efecto de la abundante vegetación del bosque húmedo tropical. [Foto de Pedroza]
Clic para ampliar la fotografía

1. Evolución de la Avenida Primera
La Avenida Primera de Montería ha tenido importantes cambios en el transcurso de la vida de la ciudad, entre otros el de su nombre.
Los primeros habitantes la conocieron por su apelativo más elemental, "Orillas del Río". Después, en un afán patriótico, fue bautizada como la "Avenida 20 de Julio". Y, finalmente, se le renombró como la "Avenida Primera" que hoy admira todo el país.
El Puerto
En una primera etapa, aproximadamente hasta 1952, la mayor actividad del transporte de carga y pasajeros se concentró en el río Sinú. Una parte se hacía entre las diferentes localidades apostadas en sus orillas, como Tierralta, Montería, San Pelayo, Cereté y Lorica. Pero el mayor comercio a través del río se hacía con la ciudad de Cartagena de Indias, principalmente por medio del puerto de Lorica.


El Puerto de Atraque, con cien metros de longitud, fue construido sobre la antigua albarrada de la Avenida 1a., entre calles 34 y 36, en el lugar mas profundo del rio, donde atracaban los barcos y lanchas. Obra del ingeniero monteriano Victor Tribio Herazo, hijo del fotógrafo Justo Manuel Tribiño, e inaugurada el 20 de julio de 1938. Se observan las bitas de atraque en perfecta alineación.









Bita del puerto de Montería. En marinería se llama "Noray" el poste para amarrar los barcos en los muelles y "Bita" cada uno de los postes situados cerca de la proa de los barcos. Pero la gente de los muelles prefiere llamar, por extensión, "Bita" al "Noray". Por otra parte, al "Noray" también se le llama "Bolardo" cuando lleva arriba un ensanchamiento de forma triangular].





El Puerto de Montería siempre ha estado localizado sobre la Avenida Primera, en el tramo entre las calles 34 y 36. Inicialmente era una albarrada sobre la parte más alta de la ciudad y en donde el río es más profundo. De esos tiempos queda el testimonio escrito de Luis Striffler, quien narra a su llegada a Montería en 1844 y cuenta que las orillas estaban completamente sembradas en naranjos.




El Puerto de Atraque, a la altura de la Calle 34. Se observa en primer plano un planchón que transporta los pasajeros entre los dos lados de la ciudad. En el centro, el edificio Kerguelén, que a finales de los 60s y principio de los 70s fue sede del Hotel Mocarí, el primero con aire acondicionado en las habitaciones que tuvo Montería.

"De Cereté nos trasladamos a Montería, último punto habitado. Este pueblo igualmente abrigado por una albarrada artificial, presenta una vista más pintoresca que los demás pueblos de la costa, que en general no se revelan al viajero más que por una aglomeración confusa de techos pajizos en que ninguna verdura alegra la pinta blanquizca o cenizosa. En Montería, a lo menos, cada casa se encuentra colocada a la sombra de un bosque de naranjos. Existen tantos de éstos últimos, que las frutas de ellos sólo abastecen el mercado de Cartagena. En el tiempo de la cosecha se ven grandes embarcaciones cargadas solamente de naranjas que llegan al Zapote para de allí ponerse a la vela y seguir la costa hasta Cartagena."


Un instantánea del Puerto de Montería, lograda a principios del Siglo XX por el fotógrafo Justo Manuel Tribiño. Por coincidencia, fue una obra del ingeniero monteriano Victor Tribio Herazo, hijo del anterior, y que fue inaugurada el 20 de julio de 1938. El nuevo muelle fue construido sobre la antigua albarrada de la Avenida 1a., entre calles 34 y 36, en el lugar mas profundo del rio, donde atracaban los barcos y lanchas.


El 20 de julio de 1938 se inauguró en el mismo lugar el nuevo puerto de atraque, un muelle en cemento con amplias escalinatas, construido por el ingeniero monteriano Víctor Tribiño Herazo, obra que aún permanece en nuestros días. Hoy, del puerto queda muy poco, y el río sólo es surcado por pequeñas canoas de remos y por los planchones que hacen el cruce diario de pasajeros entre los dos sectores de la ciudad.


De esos tiempos, aún se recuerda la tragedia de la lancha Ciudad Bolívar -antes Montelíbano- que naufragó el 28 de septiembre de 1946 y en donde se ahogaron -entre otros- Fernando Corena Avilés, José Chaker y Everardo Cordero, con su esposa y dos hijos.
Posteriormente, con la apertura de la carretera Troncal de Occidente se abrió paso al transporte en camiones y buses, por lo que el río Sinú dejó de ser la arteria fluvial del pasado.



Avenida Veinte de Julio [Avenida 1a.]. De izquierda a derecha, Parque de las Cavalongas, kioscos o ambulantes, mercado público y planta de hielo, agua y luz. Se observa la vegetación que predominó a principios del Siglo XX.


La Vegetación


Después de los bosques de naranjos que narrara Luis Striffler, la vegetación fue sustituida por las gigantescas ceibas y bongas que se aprecian en las fotografías de principios del Siglo XX de Justo Manuel Tribiño.


Avenida Veinte de Julio [Avenida 1a]. A la izquierda kiosco de ventas de refrescos y otras bebidas. Se destaca la indumentaria de la época. A la derecha, un grupo de casas y una carreta de tracción animal por el centro de la Avenida sin pavimentar. Es típica la vegetación que siempre ha ornamentado la ribera del río Sinú.


De acuerdo con el testimonio de Jaime Exbrayat en su libro de Historia de Montería, al realizarse en 1953 la pavimentación de la Avenida Primera por la firma Explánicas de Medellín, se tumbó el Monumento a la Bandera, regalo del filántropo Jorge Ramírez Arjona, inaugurado el 20 de julio de 1938. Así mismo, desapareció el separador de la Avenida en dos carriles. Y en 1955 se tumbó la última de las añosas y corpulentas bongas que existían en la orilla del río, frente al mercado público.


Un espectáculo que congregaba gran cantidad de público en la Avenida 20 de Julio, hoy Avenida Primera, eran las famosas carreras de caballos. En la foto una de esas piquerias de principio de Siglo XX, alrededor de la famosa Bonga.


Desde ese tiempo hasta mediados de los años 60s, la ribera del río fue sembrada de altas palmeras. A pesar de su esbeltez, la falta de follaje de las palmeras hacía que la silueta de la Avenida Primera se viera raquítica, lo que además permitía la erosión por la fuerza de las corrientes del río Sinú.



Vista de la Avenida Primera, desde la márgen izquierda del río Sinú. Se observa que la arborización era con palmeras y que se comenzaban a construir los primeros edificios de la llamada Montería Moderna. Al extremo izquierdo -en primer plano- el edificio de la esquina de la calle 33, y detrás de éste -al fondo- el edificio del Palacio Nacional.


Quizás por eso se introdujo la guadua, una especie de bambú gigantesco americano que crece en matojos y que adornó a la Avenida Primera en toda su extensión, hasta que en 1969, el día de la Virgen del Carmen, un sueste -viento del sureste- derrumbó estos colosos que se elevaban hasta el cielo. Si bien la fibra de la guadua es comparada en resistencia al acero en la construcción de viviendas, sus raíces no se aferran lo suficiente al suelo para soportar los fuertes vientos que cada año arrasan los cultivos en el Sinú.
Si antes las centenarias bongas fueron tumbadas por la mano del hombre, esta vez los gigantescos guaduales habían caído por la fuerza de la naturaleza. Entonces, y hasta ahora, las bongas y otras especies nativas volvieron nuevamente a ser parte del paisaje.

2. En defensa de la Avenida Primera


Vista de la Avenida Primera, en donde se observan las palmeras que un día fueron las reinas de la ribera del río Sinú. En el desolado panorama, una joven camina sobre el borde de la acera del camellón. Las palmeras fueron sucedidas por las guaduas.


La Avenida Primera de Montería es un ícono de la ciudad. Antes se llamó Avenida 20 de Julio, pero las últimas generaciones tienen grabadas en sus mentes el primer nombre, con el que es reconocido en Colombia el bello paseo peatonal que corre paralelo a orillas del río Sinú.
Pero resulta que quienes fueron contratados para restaurar el camellón y construir obras de embellecimiento adicionales, ahora quieren cambiar el nombre de Avenida Primera por el de Ronda del Sinú.



Avenida Primera, a la altura de la esquina de calle 26. La vegetación es de árboles y el piso de la vía era de arena. La casa aún subsiste y se observa la falta del camellón en cemento y la división en dos carriles. El atuendo del caballero es con vestido entero de lino y sombrero.



Muchas ciudades en Colombia envidian el entorno de nuestra Avenida Primera. Ante todo, porque cuenta con un río legendario, que tiene sabor a porro. Además, allí echaron raíces unos monumentales árboles de nuestro bosque húmedo tropical, cuyos retorcidos troncos semejan brazos que quieren saludarnos.
Para quienes hicimos a la Avenida Primera el refugio nocturno para estudiar, y los que hemos caminado toda una vida a su refrescante sombra, nos causa una extraña sensación que sin fórmula de juicio le arrebaten ese nombre que está ligado a la historia íntima de La Perla del Sinú.


La tertulias en la Avenida Primera fueron famosas. Al caer la tarde se reunían políticos y médicos, abogados y gerentes, choferes y hasta el Bejuquillo, que la hicieron testigo y cómplice de sus ideas y deseos. En la foto de los años 50s, Andrés Ramos Lora, Carlos García Padrón y Remberto García Sánchez.


En las bancas del camellón de la Avenida Primera se ha tejido la vida de esta ciudad. Políticos y médicos, abogados y gerentes, choferes y hasta el Bejuquillo, la hicieron testigo y cómplice de sus ideas y deseos.
Para los habitantes de la margen izquierda del río, la Avenida Primera se convirtió en la línea más corta para los ajetreos de su vida diaria. A bordo de los silenciosos planchones, diariamente cruzan el majestuoso Sinú que separa y une a la Ciudad de las Golondrinas.


Una instantánea de la Avenida Primera, a la altura de la calle 29, con una dama a pie y un caballero en bicicleta, que circulan cada uno en su carril. El separador tiene un poste con farola. A la derecha se observa el Parque de las Cabalongas.


A las seis de la tarde, para aliviar el calor del sol de los venados, los monterianos crearon la costumbre de buscar refugio bajo las bongas de la Avenida Primera. Sin distinciones, niños y ancianos, doctores y estudiantes, ricos y pobres, todos hicieron propia a la Avenida Primera.
Sobre este caso del intento de cambiar el nombre, hay algunos estribillos de canciones populares que me parecen apropiados. Uno dice que: "de afuera llegarán, los que de tu casa te echarán". Y otro más, sentencia: "a quién se le dan las gracias, a los que vienen de afuera, o a los dueños de la casa".
Tengo entendido que no hay norma legal que haya autorizado este cambio de nombre de Avenida Primera por el de Ronda del Sinú. Tampoco se le ha consultado al pueblo monteriano su opinión sobre este cambio. Simplemente, se quiere imponer, como otras veces en el pasado, el parecer de unas personas que desconocen la historia de la ciudad.


Foto de la Avenida Primera, a la altura de la calle 27. A la derecha casa de la familia Lacharme. Se observa la doble calzada en arena, con separador central. Igualmente, se puede apreciar con más detalle la estructura del camellón que bordea la Avenida.

3. La Avenida Primera no es una Ronda


El término "ronda" aplicable a un sitio urbano es exótico en nuestro medio. En España se utiliza "ronda" para definir el espacio entre la parte interior del muro y las casas de una plaza fuerte; el camino inmediato al límite de una población; o el paseo o calle que, en conjunto, circunda una ciudad o la parte antigua de ella. La Avenida Primera es todo lo contrario. Desde la calle 21 a la 34 es un paseo peatonal recto, tirado a cordel, como dirían los maestros de obra.




Foto de la Avenida Primera a finales del Siglo XX. Se observan pocos cambios en el camellón con relación a la foto superior. Principalmente, se vaciaron en cemento la acera y la parte central de paseo peatonal. Además, la calzada de la vía fue pavimentada y desapareció el separador central. A la derecha se puede ver la mole del edificio del Palacio de Justicia. A pesar de los diversos cambios en el tiempo, por coincidencia la vegetación es la misma.


También, se utiliza "ronda" para designar uno de una serie de eventos, como en el caso de "una ronda de cervezas", "la segunda ronda del juego" y "la última ronda del TLC". Ocasionalmente se utiliza para designar el trabajo de un vigilante, "la ronda nocturna", o la actitud de cortejo, "hacerle la ronda a la muchacha".
En el Sinú, en referencia a todo el territorio Zenú, existen, sí, las Rondas Infantiles, que son juegos colectivos que se transmiten por tradición, en que los niños, por lo general, se toman de la mano y cantan con rimas haciendo círculos. Estas rondas tienen unidad en toda la Costa Caribe, y entre ellas se destacan "La Marisola", "El Caballito" y "Mariquita Pérez". Suenan familiares a los oídos frases como "Tengo una muñeca vestida de azul", o "Arroz con leche, me quiero casar".


Foto de la Avenida Primera a finales de los años 80s. Durante la administración del primer alcalde popular, Jesús María López Gómez, se adelantó una campaña, conjuntamente con la empresa privada, para rescatar la Avenida Primera. Esta postal es un grato recuerdo de esa época.


Para acercarnos al motivo de esta nota, recordemos que se decidió realizar unos trabajos que embellecieran la Avenida Primera de Montería, con énfasis en conservar y resaltar la flora natural de nuestro bosque húmedo tropical. Además, adecuar unos senderos o paseos peatonales, adicionales al camellón que siempre ha existido.


La verdad sea dicha. Los trabajos de ornamentación han cambiado totalmente el entorno de la Avenida Primera. Se han abierto espacios para transitar más cómodamente, con áreas para que los niños y adultos se recreen en bicicletas y patines. Y colocaron un pequeño teatro abierto, que es promovido como "teatrino", otra palabreja extraña de origen italiano. En nuestro medio es más raizal llamarlo "teatro al aire libre".




Foto de la Avenida Primera a finales de los años 90s, antes del inicio de los trabajos de mejoramiento del entorno que se realizan desde el 2004. El camellón central no ha tenido cambios significativos en su estructura.


Pero el quid de la cuestión es que se trata de obras adicionales para darle una nueva vida a la Avenida Primera. Son trabajos de ornato para un sitio que es patrimonio de todos los cordobeses. En sí, no es un proyecto autónomo ni paralelo. Lo que pasó fue que al proyecto le pusieron el nombre interno de "Ronda del Sinú". Por ello, aquí se quiere poner a funcionar la figura de la sinécdoque, en que se toma la parte por el todo, y, en gracia de élla, la Avenida Primera quedaría convertida en "Ronda del Sinú".


En conclusión, cuando se quiere cambiar el nombre de Avenida Primera por el de "Ronda del Sinú", hay algo que no cuadra.